En la isla de Pinzón, perteneciente al grupo de Islas Galápagos, ha sido visto un pequeño grupo de crías de tortuga gigante. Ello es una gran noticia para la naturaleza, ya que los nacimientos recientes están ayudando a sacar a estos animales del peligro de la extinción después de que fueron casi destruidos como resultado de la actividad humana.
En el año 1965 se llevó a cabo un programa para criar 20 tortugas con el objetivo de que no se extinguieran.
Las tortugas gigantes no nacían de manera natural debido a que las ratas que habitaban la zona devoraban sus huevos. Por consiguiente, fue necesario el exterminio de las ratas mediante veneno, según explican los investigadores.
Esta alta población de ratas negras afectaba a especies nativas y endémicas y, tras cinco años de estudios sobre toxicidad, los expertos dispersaron desde un helicóptero un veneno por toda la isla, tal como explica Danny Rueda, director de Ecosistemas de la dirección del Parque Nacional Galápagos (PNG).
Y es que la rata no formaba parte de la cadena alimenticia natural de Pinzón, pues se cree que las estas llegaron a Galápagos con los primeros navegantes (piratas, balleneros) sobre el 1800.
Es por ello que al eliminar la rata, el ecosistema debe volver a su equilibrio total, algo que cree que ocurrirá en unos veinte años, según afirma Danny Rueda.
La presencia de la rata negra en la isla Pinzón provocó la disminución de especies como la paloma de Galápagos, lagartijas y culebras.
A partir de ahora, esta especie se irá desarrollando poco a poco y la naturaleza de la isla es quién se hará cargo de hacerlas crecer de la manera más sana.